El director de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), Terry Cole, lanzó duras acusaciones contra el gobierno de Nicolás Maduro, al que señaló de cooperar activamente con grupos armados colombianos para enviar grandes cantidades de cocaína a territorio estadounidense a través de cárteles mexicanos.
Durante una entrevista concedida a Fox News, Cole afirmó que Venezuela se ha convertido en un “Estado narcoterrorista”, por su supuesto vínculo con organizaciones como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y antiguos miembros de las FARC, quienes utilizarían el país como plataforma para el tráfico internacional de estupefacientes.
Además, sostuvo que, pese al incremento en los controles fronterizos, solo en lo que va del 2025 se han decomisado cantidades históricas de cocaína, y que las incautaciones de metanfetaminas y fentanilo también siguen en aumento.
Estas declaraciones surgen en un contexto marcado por una creciente escalada entre Washington y Caracas. Recientemente, Estados Unidos desplegó tres buques de guerra con 4.000 efectivos hacia el Caribe, una maniobra que Venezuela calificó como una “provocación” y una señal de que se busca imponer un cambio de gobierno por la fuerza.
El propio Maduro ha reaccionado anunciando la activación de más de 4 millones de milicianos para, según él, “garantizar la paz nacional” ante lo que considera una amenaza externa directa.
Por su parte, el ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, acusó a Estados Unidos de intentar destruir la actual Constitución del país para instalar un nuevo modelo “neoliberal” favorable a intereses extranjeros. “El objetivo es reemplazar el sistema político vigente por uno sumiso a los imperios”, declaró.
En paralelo, la Oficina Externa de Estados Unidos para Venezuela reiteró este jueves su advertencia a ciudadanos estadounidenses de evitar cualquier viaje al país, citando riesgos de arrestos arbitrarios, tortura, violencia y condiciones de seguridad inestables. Esta advertencia está en vigencia desde 2019, año en que Washington cerró su embajada en Caracas.
Varios gobiernos aliados a Venezuela, incluidos los de Cuba, Nicaragua, China, Bolivia, México y Colombia, han condenado el despliegue militar estadounidense, calificándolo de una amenaza para la paz regional. Incluso el presidente colombiano, Gustavo Petro, advirtió que una intervención militar podría desencadenar una crisis comparable a la de Siria, con consecuencias para todo el continente.
