En la ceremonia del Vía Crucis en Roma, el pontífice argentino dedicó unos minutos de oración por los países en guerra, una situación que preocupa bastante al religioso: “Señor desarma la mano armada del hermano que se levanta contra otro hermano, para que donde haya odio florezca la concordia”.
El papa Francisco administró la congregación que recuerda el camino de Cristo a la crucifixión, con un especial recordatorio de fe y esperanza y tras escuchar los catorce pasajes bíblicos tomó la palabra para enunciar una oración final: “Tómanos de la mano, como un padre, para que no nos alejemos de ti; convierte nuestros corazones rebeldes a tu corazón, para que aprendamos a seguir los proyectos de paz; haz que los adversarios se den la mano, para que gusten del perdón recíproco”.
Luego de 2 años sin espectadores por la pandemia del Covid.19, el imponente anfiteatro romano recibió a miles de personas que aguardaban la bendición del papa.