El sacerdote de origen latino, Andrés Arango, quien sirvió en Brasil y después en EE.UU., en parroquias de California y Arizona, cerca de 25 años realizó bautismos utilizando la palabra “Nosotros te bautizamos, cuando debería de ser “Yo te bautizo”, invalidando por completo dicha acción.
Teniendo en cuenta que el Concilio Vaticano II explica que: “Cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza”, el uso equivocado del pronombre no solo anula la ceremonia sino que obliga a repetirlas correctamente.
Las familias de los bautizados ahora temen que sus matrimonios y otros sacramentos también sean completamente nulos.