Desde el 2019 al 2022, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, impuso al menos 65 decretos de confidencialidad o “secreto de 100 años” sobre temas controversiales o “incómodos” acontecidos durante su Gobierno, según reveló la prensa brasilera.
Argumentando que los documentos contienen información personal, Bolsonaro rechazó las solicitudes de 11 ministerios para acceder a los documentos, sustentadas por la Ley de Acceso a la Información.
Algunos de los temas “censurados” van desde el registro de vacunas del presidente, a la lista de personas que visitaron a la Primera Dama, Michelle Bolsonaro, en el Palácio da Alvorada, hasta temas políticos más sensibles para Brasil.
Llamativamente, entre los temas “silenciados” está la detención de seis meses en Paraguay del exjugador Ronaldo de Assis Moreira, más conocido como Ronaldinho. Presumen que Bolsonaro habría intercedido para su liberación, ya que es el futbolista es considerado como un “embajador cultural” del país vecino.
Ronaldinho y su hermano, Roberto de Assis Moreira, estaban imputados por entrar a Paraguay con pasaportes que contenían información falsa pero el 24 de agosto del 2020 les otorgaron su libertad.
El expresidente Lula da Silva, quien busca ser reelecto este fin de semana, había cuestionado los decretos de secretismo de cien años emitidos por el gobierno de Bolsonaro y aseguró que pondría fin al misterio si regresa a la Presidencia. “Voy a acabar con su secretismo en el primer mes. Hizo el decreto de secretismo y voy a decretar el final. Los que no deben, no temen”, declaró.
El secreto por un máximo de cien años está previsto en Brasil tras una Ley sancionada en 2011 por la expresidenta Dilma Rousseff. El artículo 31 de la normativa, establece que los datos personales relacionados “con la intimidad, la vida privada, el honor y la imagen” tienen acceso restringido por un período de hasta cien años.
